El Rayo Vallecano parece haber olvidado de repente en qué consiste esto del fútbol. Los de Sandoval hicieron un horrible partido en el Camp Nou de Reus empatando en el minuto 92 ante el conjunto catalán, que mereció mejor suerte y que únicamente por una jugada de carambola se quedó sin una victoria que apenas vieron peligrar.

Mala primera parte del Rayo, que siempre estuvo a merced del ritmo de juego de un Reus que, sin hacer un fútbol espectacular, fue muy superior en lo básico a un conjunto vallecano que no encontró a los hombres del centro del campo para iniciar las jugadas de ataque y que tampoco sacó provecho de los continuos envíos largos hacia la zona de Ebert y Guerra, desconectados del juego porque Trashorras no pudo desenvolverse con espacios y Zuculini se limitó a intentar 'achicar agua' en un partido espeso y sin brillo rayista.

El primer remate del partido sirvió de aviso a navegantes. Primer minuto, combinación de tres toques y disparo desviado junto al palo izquierdo de la portería de Toño. El Reus se colocó con un claro 4-4-2 defensivo, cortando las líneas de pase a Trashorras y ahogando la salida de balón de los centrales, para apagar la chispa de un equipo gris y triste. Los de Sandoval sufrieron y estuvieron incómodos por la presión de los catalanes, que se adueñaron del balón y siguieron imponiendo el ritmo, manejando el partido y buscando el área de Toño para agrandar las evidentes diferencias entre uno y otro conjunto. Intensidad, agresividad e ideas claras.

A los veinte minutos Benito remató desde la frontal y, tras varios saques de esquina consecutivos, el Reus aprovechó la 'caraja' vallecana para adelantarse en el marcador. Toño pudo detener el primer remate franco, pero nada pudo hacer ante el disparo de Folch, completamente solo y únicamente seguido por las miradas de una defensa estática y mal colocada, que facilitó el 1-0 para refrendar el desaguisado de un Rayo que ni supo ni pudo jugarle al Reus.

Ni Mojica ni Embarba ganaron acciones por banda, Trashorras nunca combinó con Ebert, Zuculini veía pasar a los rivales como aviones y Javi Guerra era un islote al que únicamente llegaban envíos largos, que siempre favorecían a los defensores rojinegros. Los defensas sufrieron en exceso en cada llegada de los locales, provocando sensación de inestabilidad en todas las líneas. La lesión de Mojica y la entrada de Diego Aguirre fue una anécdota más de un partido en el que ya no le podían pasar más cosas negativas a un equipo que nunca estuvo a la altura de lo que merecía el enfrentamiento con el Reus. Cuando el estilo de juego falla deben verse los jugadores con clase y cuando esto también escasea, la solución solo puede pasar por correr más, pelear más y ser más agresivo que tu rival. Ahí tampoco fue mejor el Rayo.

Un gol de Amaya en el 92 'regaló' un punto al Rayo

El inicio de la segunda parte atisbó un ligero cambio de actitud de los vallecanos, que quisieron limpiar la imagen de su horrorosa puesta en escena en un partido que la afición vallecana espera suponga un punto de inflexión en la actitud y el fútbol de un equipo que, lejos de encontrar el recurrente patrón de juego, se convirtió en un conjunto vulgar y previsible. Aprovechando los primeros instantes de mayor presencia ofensiva franjirroja, Nacho probó fortuna con un buen remate lejano que pasó junto al palo izquierdo de la portería de Edgar Badía. Con esta prueba finalizó casi todo el aporte ofensivo del Rayo que, pese a recuperar el dominio en la posesión del balón, siguió sin saber qué hacer con él, desesperándose y desesperando.

Siguiendo la tónica de mal fario del choque, Dorado tenía que abandonar el campo lesionado y Clavería, que se ha convertido en el 'apagafuegos' de Sandoval, ocuparía su lugar en el centro de la zaga, junto a un Amaya que todavía no sabía que se convertiría en el hombre del partido para los vallecanos. Trashorras siguió sin aparecer, Zuculini entró más en acción para cortar jugadas locales (con un recital de faltas que hasta ahora no habíamos visto) que para ayudar en la creación y Patrick Ebert, que también terminó el encuentro con problemas físicos en un brazo, se limitó a aportar su habitual entrega y pundonor, sin llegar a nada más.

Sandoval se quiso sumar al espectáculo tirando de la habitual defensa de tres, retirando a Nacho y dando entrada a un Manucho que tampoco aportó nada nuevo. Los envíos al área no tenían peligro y el angoleño poco pudo hacer para recuperar la imagen dañada del Rayo, muy alejado del que se espera pueda luchar por retornar a Primera División. El Reus, que quiso salvar el resultado casi renunciando al ataque, llegó en un par de acciones aisladas y dedicó todos sus esfuerzos a mantener a raya a los franjirrojos, que no necesitaron demasiada atención defensiva hasta que en el descuento un balón filtrado para Javi Guerra se quedó en boca de gol para que Antonio Amaya, como delantero 'cazagoles', remachara a puerta vacía un empate que no sirve para salvar la honra de un equipo sin alma y sin fútbol, que mereció perder y que empató en el último suspiro, celebrándose como si de una victoria se tratara.