Opinión. Hoy, en la víspera de uno de los momentos que pasarán a la historia del rayismo, a los libros de oro de un barrio marcado por su perseverancia y por su constancia, por su lucha y por su entrega pasional y visceral, hoy, me apetece retroceder en el tiempo y hacer un pequeño ejercicio de memoria para que nadie olvide dónde estamos, por lo que luchamos y de dónde venimos. Hoy, cuando muchos rayistas sueñan con un desplazamiento histórico y probablemente único a San Sebastián para lograr que su Rayo siga perteneciendo al selecto grupo de los grandes del fútbol español y, por extensión, del fútbol mundial, hoy, me gustaría recordar a los 'tres mil de Segunda B'. Seguramente muchos de aquellos que no abandonaron al Rayo en Segunda B ya tienen su "billete" reservado para Anoeta; seguramente, muchos de los que animaron contra el Pontevedra o el Universidad de Las Palmas, serán los que encabecen el domingo el grito de "Sí se puede" en Anoeta y, seguramente, muchos de los que hoy me estáis leyendo recordaréis con cariño estos lugares: Benidorm, Eibar, Zamora y nuestra siempre añorada Salamanca. Hoy me apetece rejuvenecer unos años y, con el poso de los miles de kilómetros recorridos junto al Rayo, recordar a los que en aquellos momentos, como hoy, soñaban con su Rayo. Hoy me apetece recordar a los que seguro que seguirán animando al Rayo estén donde estén y animar a los que un día recorrieron esos mismos kilómetros acompañados y hoy los harán con una mochila repleta de recuerdos, de anécdotas y de sentimientos, aunque algo más solos por muy acompañados que estén. 

Hoy me apetece volver la vista atrás y sentir que todo por lo que luchamos es, en gran medida, gracias a los 'tres mil' (muchísimas veces bastantes menos) que no abandonaron al Rayo en Segunda B. Hoy me gustaría brindar un homenaje a todos los que entonces estuvieron en las malas y hoy, una vez más, vuelven a dar la cara por su Rayo. Da igual las distancias, da igual la categoría, da igual... solo importa una cosa: su barrio y su Rayo. El domingo será un día grande, mucho más allá de un resultado. El domingo pasará a la historia del rayismo empequeñeciendo lo vivido en Pucela, o lo de Salamanca o Soria, empequeñeciendo los viajes a Elche o Murcia y dejando en nada los esfuerzos por estar en Vigo para un ascenso o en Granada por una salvación. El domingo, señores, será el "Día internacional del Rayo" (si no existe quizá sería cuestión de solicitarlo a quien corresponda) y el domingo habrá quien, como yo, viendo tan grandioso espectáculo en Anoeta, eche la vista atrás y recuerde y se enorgullezca de los 'tres mil'. El Rayo es grande porque su gente así lo ha decidido. Ahora solo queda disfrutar mientras yo sigo soñando y tratando de ser justo con la historia y con mi gente. ¡Aúpa Rayo!