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CRÓNICA

Rayo Vallecano 2-1 Osasuna: Dos zurdazos hacia la permanencia

El Rayo Vallecano se aleja a 9 puntos del descenso tras una vibrante remontada

Escrito por Sábado, 20 Abril 2024

    Isi y Pep Chavarría desataron la locura en el estadio de Vallecas

    Chavarría y Raúl de Tomás, celebrando el empate momentáneo entre Rayo Vallecano y OsasunaChavarría y Raúl de Tomás, celebrando el empate momentáneo entre Rayo Vallecano y OsasunaPasión por el Rayo

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (2): Dimitrievski, Balliu, Mumin, Lejeune, Chavarría, Óscar Valentín (A) (Ciss (A), minuto 46), Unai López (Falcao, minuto 74), De Frutos (Bebé, minuto 74), Trejo, Isi (A) y Camello (Raúl de Tomás, minuto 60)

    Osasuna (1):  Sergio Herrera, Areso, David García (Catena, minuto 18), Herrando, Juan Cruz, Ibáñez (Moncayola, minuto 68), Iker Muñoz (A) (Lucas Torró, minuto 68), Moi Gómez, Rubén García, Raúl y Rubén Peña

    Goles: 0-1. Minuto 28. Moi Gómez. 1-1. Minuto 80. Pep Chavarría. 2-1. Minuto 84. Isi

    Árbitro: Melero López

    Árbitro: Martínez Munuera


    RAYO VALLECANO 2 (Pep Chavarría e Isi) - OSASUNA 1 (Moi Gómez)

    En la travesía del desierto que está atravesando el Rayo Vallecano para intentar alcanzar la permanencia, en ocasiones encuentra algún oasis de paz donde coger aire gracias a las porterías a 0. Pero cada vez que un rival se pone por delante, el conjunto franjirrojo es incapaz de poder echar un trago de refrescantes goles que ayuden a miticar la penuria, el tormento y el desasosiego. La visita de Osasuna volvió a dejar claro que la permanencia no va a llegar alegremente sino por la vía del sufrimiento. Por fortuna, no hay mal que 100 años dure y dos zurdazos dejan a los franjirrojos al borde de la permanencia.

    Los de Vallecas no se manejaban nada bien en esas situaciones. Un Osasuna a medio gas le tuvo contra las cuerdas durante buena parte de la primera mitad hasta que consiguió el premio del gol. Le bastó una gran triangulación entre Iker Muñoz, Raúl García y Moi Gómez para asestarle un golpe casi letal del que no iba a despertar hasta 10 minutos finales de locura.

    Hasta el fatídico minuto 28 del 0-1, el Rayo apenas había hecho méritos para poner en riesgo la meta de Sergio Herrera. Era la zaga rayista la que sufría con las acometidas por banda derecha de Rubén García que perdonó nada más arrancar el encuentro en un mano a mano con Dimitrievski y que poco después lo iba a probar desde fuera del área sin mayor suerte.

    Los de la Albufera se encomendaron a San Florian, el lanzador de faltas, para empezar a meterle el miedo en el cuerpo a los pamplonicas. Pero unas veces con los puños y otras con el pecho fue rechazando una ofensiva tras otra. Los uys apenas mitigaban la sensación de desasosiego y sed que provoca el abrasador calor. Y ni la refrescante juventud de Camello le servía al Rayo para perforar la meta rival. Al delantero se le coló entre las piertas (como 7 días antes le pasó a Nteka) el posible remate con todo a favor.

    A la fiesta del despropósito pareció querer sumarse Melero López quien no señaló un, a priori, claro agarrón de Juan Cruz sobre Jorge de Frutos. El cabreo rayista se multiplicó cuando Martínez Munuera desde el VAR tampoco invitó a su compañero a revisar la jugada por televisión. La fotografía de PxR es bastante clara pero ninguno de los dos colegiados debió de interpretar que hubiera falta en el forcejeo.

    La fórmula de solidez defensiva que funcionó contra el Getafe no lo hizo contra Osasuna porque los rojillos encontraron el camino al gol aunque fue con suspense. La pelota tocó en el palo derecho del cancerbero normacedonio y se coló junto al izquierdo frustrando las esperanzas de 12500 rayistas que soñaron con que tocaría el palo izquierdo y saldría fuera.

    El paso por vestuarios adormeció aún más el encuentro, si es que ello fuera posible. Lejeune sacó de centro con un voleón a 30 metros de altura pero nadie siguió el patadón. Fue el mejor ejemplo de que al Rayo le iba a costar sacudirse los fantasmas de la cabeza. Porque los franjirrojos tocaban, conducían, encontraban líneas de pase, robaban balones peligrosos... pero se les hacía de noche en cuanto el área se hacía presente. Una bajada de persianas casi total que mantenía en un estado de nervios continua a su hinchada.

    Íñigo Pérez decidió quemar sus naves y poner toda la dinamita que disponía arriba: Raúl de Tomás, Falcao, Bebé... Piernas frescas para intentar lograr lo que nunca habían conseguido en toda la campaña: remontar. Y lo hicieron en 5 minutos de locura. Tras un córner despejado por la defensa rival a la frontal del área (no nos cansaremos de agradecer el error de la zaga osasunista), la pelota cayó a la musculada pierna zurda de Pep Chavarría que envió un 'misil tierra aire' al fondo de las mallas. El grito del rayismo y de Vallecas fue ensordecedor.

    Envalentonado por haber logrado el empate cuando, quizá, menos lo merecía, se fue con todo al ataque. Y en un balón conducido por Isi Palazón que apareció entre líneas iba a llegar el éxtasis vallecano. El de Cieza se sacó otro zapatazo imposible de parar. El público sabía el destino final de ese pelotazo y el gol se cantó con más rabia que nunca antes de que trasparara la línea de gol. El Rayo Vallecano había remontado un partido. Había logrado media permanencia con dos zurdazos. Una de esas vidas piratas que más se disfrutan.


     

     

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