Hoy no voy a empezar la crónica hablando de fútbol, ni de espectáculo, ni de goles o estrategia, hoy quiero hacerlo hablando de gente, de esos aficionados del Rayo que más de un año después han podido vivir un partido en directo desde el Estdio de Vallecas. A todos ellos, antes de nada, mucho ánimo por los problemas, los sofocos, las colas, los cabreos, la indignación... en fin.

Hoy Vallecas volvió a latir, levemente, porque apenas lo hizo con un 10% de su habitual fuerza, pero latió y fue un subidón volver a escuchar los gritos de ¡Rayo, Rayo! después de tanto tiempo y tanto sufrimiento. Cambiaron muchas cosas hoy, por fin, pero lo que no cambiaron fueron los gritos contra Martín Presa, todo un clásico.

Rayo y Leganés llegaban al partido de esta noche con dinámicas muy diferentes. Los pepineros tras golear en la última jornada para garantizarse la tercera plaza y tener ventaja de campo en las eliminatorias y el Rayo tras perder ante el Lugo y depender de otros para clasificarse. Esto hacía que el Leganés partiera como favorito de la eliminatoria sobre el papel.

El partido arrancó con el Rayo intentando ser incisivo en los primeros minutos, circunstancia que apenas duró un suspiro porque tras el primer aviso del Leganés, el conjunto pepinero empezó a mandar en el partido. Una gran intervención de Luca a cabezazo de Sergio en el minuto 3 asustó a los franjirrojos y paralizó el ritmo inicial de un Rayo que pasó a ver cómo los visitantes dominaban el choque.

La primera ocasión del Rayo no llegó hasta que a la media hora Isi enganchó una buena volea que salió con violencia pero sin dirección. El balón acababa en las manos de Riesgo, pero encendía la mecha de nuevo de un graderío con ganas de fiesta. El Rayo quería volver a meter algo de velocidad a sus acciones. 

Los de Iraola confiaban en los 'Oscars' para hacer funcionar la máquina. Oscar Valentín iniciaba desde atrás muchas acciones, estando Comesaña más vigilado, y Trejo, peleón y bullicioso como siempre, buscaba opciones entre líneas para llegar al área rival. Y así, entre buscar y no encontrar, querer y no poder y varios intentos infructuosos por ambos bandos, se esfumó una primera mitad en la que lo más reseñable estuvo en la grada y no tanto sobre el césped.

El inicio de segunda parte fue un calco del principio de partido. El Rayo salió con ganas, pero a los dos minutos un remate lejano se envenó y Luca tuvo que reaccionar para evitar el gol del Leganés. Otra vez cambio de tendencia por 'susto' inicial. Mientras tanto, Iraola miraba rápidamente al banquillo y mandaba calentar a Bebé, Antoñín y Andrés Martín. La ovación de Bebé fue de campeonato, merecida sin duda alguna.

El reloj iba consumiendo la marcha del partido sin que nadie terminara de romperlo. Y se acercaba el momento de Bebé. La grada lo preparó todo para la entrada del portugués, que era la gran esperanza de los rayistas, que veían cómo su equipo seguía sin inquietar a Riesgo. El partido estaba desactivado, pero se terminó viniendo arriba cuando Alvaro, en un pase cruzado al segundo palo marcaba el 1-0 y acto seguido Bebé redondeaba los momentos mágicos de Vallecas con el segundo. Explosión de júbilo y giro absoluto del devenir del partido y de la eliminatoria.

Los minutos finales cayeron como una losa sobre las cansadas piernas de unos y otros, aunque el Rayo había rejuvenido dos lustros con los goles que le ponen la eliminatoria de cara. Y lo hizo tanto que Bebé se 'inventó' otro de sus goles para redondear una noche mágica en Vallecas. El misíl del héroe de la noche no encontró oposición en un Riesgo que terminó hincando la rodilla ante el luso. Butarque dictará sentencia, pero hoy la fiesta estuvo en el barrio. El fútbol con su gente volvió a Vallecas y la magia de este estadio también.