Con todo el ruido que generó la derrota en Butarque, con las quejas por la actuación arbitral y con apenas unos días para preparar el siguiente duelo, lo menos "importante" ha sido pensar en el Logroñés y en un partido vital para que los de Vallecas no se descolgaran de la pelea por el play-off. Además de ese objetivo, los de Iraola tenían ante sí el reto de volver a convertir el Estadio de Vallecas en ese fortín inexpugnable en el que habían puntuado últimamente Almería o Castellón y que, hoy ante el Logroñés, debía volver a ser el lugar en el que el Rayo se reencontrara con una victoria que calmara los ánimos.

La gran novedad de la alineación inicial con la que partió hoy Iraola era la presencia de Fran García tras su "rotura parcial de ligamento", un milagro ya anticipado por Iraola fechas atrás (aunque el técnico no confiaba en su regreso para el partido de hoy por las pocas jornadas de trabajo entre el duelo ante el Leganés y el Logroñés). Pese a todo, ahí arrancó el partido Fran García, relegando al banquillo a Iván Martos, que le suplió durante los partidos que el jugador cedido por el Castilla estuvo ausente.

El partido empezó con un planteamiento muy claro. El Rayo tenía el balón, el Logroñés esperaba en su propio terreno de juego, achicaba espacios y dificultaba la movilidad de balón y el juego entre líneas de los de Iraola. Costaba trabajo avanzar, el rival no presionaba arriba, reducía espacios, y el partido aburría por momentos ante la defensa operativa de unos y el ataque inoperante de otros.

De repente, sin avisar, el partido cambió radicalmente en cinco minutos locos. Primero la volvería a liar el VAR, una vez más. En una acción en la que el colegiado había señalado falta en ataque, de las que no se rearbitran y todo lo que ocurra después ya no es válido, el VAR llamó al colegiado para avisarle de su error en la señalización de la infracción  y el posterior penalti por mano. La jugada ya había sido interpretada por el colegiado y el VAR le corrigió. Claro error de concepto que una vez más perjudicó al conjunto franjirrojo. Penalti y gol del Logroñes en su primer 'acercamiento' al área de Luca, que hoy era titular en lugar del sancionado por cuatro partidos, Stole Dimitrievski.

Esta jugada despertó a "la bestia" y en tres minutos provocó la reacción del Rayo. Primero sería Antoñín quien culminaría una buena llegada por la izquierda rematando a placer en el segundo palo y, después, Catena, quien le daría la vuelta al marcador con un remate de cabeza a la salida de un córner. En un visto y  no visto los de Iraola mandaban en el juego, generaban las ocasiones y, ahora sí, también dominaban un marcador que, sorprendentemente, se había puesto en contra sin mérito aparente del rival.

De ahí al final de la primera mitad poco cambió. El Rayo siguió dominando claramente el partido, llegó en contadas ocasiones a las inmediaciones del área del Logroñés, y no sufrió ni un solo susto más. Partido plácido futbolísticamente hablando para los de Iraola, que tuvieron un sobresalto del que se repusieron en apenas tres minutos.

El Logroñés quiso hacer algo más, pero le fue imposible

El segundo período nos devolvió a un Logroñés algo más 'valiente', que intentó adelantar líneas, pero que no supo generar peligro. El Rayo veía más espacios, tenía más tiempo para pensar, aunque también tuviera que atender alguna preocupación defensiva extra. Joni sustituiría a Pozo para jugar entre líneas por detrás de Antoñín y el equipo vallecano intentaría correr más de lo que pudo hacerlo en la primera parte. El partido seguía bajo control, aparentemente, aunque lo corto del resultado no aportaba la tranquilidad que se vivía viendo cómo el sufrimiento defensivo rayista era nulo.

La tuvo Mario Suárez con un remate a placer que incomprensiblemente envió fuera y siguió atacando el Rayo sintiéndose muy superior a su rival, totalmente desesperado que se limitó a lanzar balones al área. La incorporación de Bebé en los minutos finales no supuso cambio alguno en un partido que acababa con la victoria del Rayo, a pesar del VAR.