Andoni Iraola repitió en Leganés el mismo once que había puesto en liza en la Romareda ante el Real Zaragoza. El técnico entendió que aquel equipo, que mejoró ostensiblemente con los cambios y la valentía de la segunda mitad, era el más adecuando para medirse a un 'gallito' de la competición como el Leganés. El equipo estuvo a buen nivel, pero en esta ocasión el 'clonado' de idea no fue positivo y se vio modificado por las circunstancias del choque. El once en ambos partidos estuvo formado por Dimitrievski, Advíncula, Martín, Catena, Martos, Oscar Valentín, Trejo, Alvaro, Andrés, Pozo y Qasmi, y los cambios fueron casi idénticos con la incorporación de Comesaña, Isi y Antoñín (además de Ulloa, en Zaragoza fue Joni).

La idea preconcebida era tan similar que Iraola realizó el primer movimiento repitiendo lo de Zaragoza, aunque ocho minutos más tarde. Martín dejó su sitio para que se incorporara Comesaña, retrasando la posición de Oscar Valentín a la de central para acompañar a Catena y buscar un arranque de jugada más limpio con un mediocentro reconvertido a central. Y puede que, con el guion preestablecido, el siguiente movimiento fuese la sustitución de Martos y la entrada de Isi, como ocurriera en Zaragoza. En cambio, en esta ocasión, la expulsión de Dimitrievski modificó el devenir del partido perjudicando a varios jugadores de manera indirecta. El primer daño colateral sería el de Oscar Trejo, que salió muy enfadado del terreno de juego y que tuvo que dejar su sitio para que debutara Luca Zidane en la portería del Rayo.

En ese momento se rompía la correlación y, aunque Isi y Antoñín, como también ocurriera en La Romareda, tuvieron sus minutos, su incorporación al partido se produjo en el minuto 86 y no en el 66 como ocurriera una semana antes en tierras mañas, dejando a Joni sin la posibilidad de jugar porque en su lugar Iraola dio entrada a Ulloa por Qasmi buscando el último remate de cara a puerta.

En Zaragoza el plan salió perfecto, en Leganés las cosas fueron distintas.