TENERIFE 1 (Bermejo) - RAYO VALLECANO 0

Hay días en los que no te sale nada. En los que no entras con buen pie a un partido y te vas al vestuario sin disparar a puerta. En el que el tamaño del número de una bota te arrebata la posibilidad de sumar puntos en un escenario donde no ganas desde hace 25 años. Hoy al Rayo Vallecano le sucedió todo eso. Con algunas dosis de indignación arbitral como postre.

El intenso calor del que gozaban las islas afortunadas a las 5 y media de la tarde hora insular motivó que los dos equipos comenzaran con un ritmo algo cansino. Con muchas pérdidas de balón e imprecisiones. La belleza de la isla tinerfeña no cuadraba con lo que se estaba viendo en el césped hasta que Isi, Pozo y Mario comenzaron a triangular y a facturar las primeras jugadas de calidad del encuentro. Sin remate, eso sí. Como los tres primeros corners consecutivos que antes del minuto 10 ya había lanzado el Rayo Vallecano.

Al cuarto de hora los franjirrojos dominaban el juego pero sin meter miedo a su rival que se encontraba cómodo esperando el fallo rayista. Tampoco sufrían los de Vallecas en defensa ni aún cuando Mario Hernández se vió desbordado en un par de ocasiones por su banda buscando la letalidad de Zarfino y Fran Sol arriba. En las jugadas chicharreras al primer toque sufrían los laterales de Vallecas.

Las continuas interrupciones e imprecisiones enfriaron al Rayo Vallecano y su contrincante lo aprovechó para empezar a llegar a las inmediaciones de Morro con más peligro. Una rápida jugada por banda izquierda rayista terminó con un disparo de tacón al lateral de la red de Sol y minutos después Moore mandaba a las nubes un disparo desde la frontal del área. Pozo había desaparecido. Santi no encontraba con quién asociarse e Isi nos había dado el susto de la tarde tocándose la rodilla tras un golpe en una entrada.

El paso adelante del Tenerife le afianzó sobre el verde pero fue solo un espejismo. Al acelerón tinerfeño contestó el cuadro entrenado por Iraola con más posesión de balón y conectando con el motor de su juego. Los locales comenzaron entonces a emplearse con dureza. La decena de faltas desesperaba a los jugadores y al banquillo rayista que reclamaron incluso un penalty de Oscar Valentín a la salida de un corner. Iglesias Villanueva parecía más preocupado de cortar las protestas visitantes que el rosario de faltas en el que se convirtieron los últimos minutos de la primera parte.

Viendo este espectáculo en el que los porteros fueron meros espectadores (sin disparos entre los tres palos) daban ganas de coger la toalla e irse a una de las maravillosas playas tinerfeñas. Pero aún quedaban 45 minutos para la esperanza de los futboleros.

En los primeros 10 minutos de la segunda mitad se vieron más ocasiones que en toda la primera parte. Oscar Valentín estuvo a punto de aprovechar una dejada de tacón de Qasmi pero su disparo con la zurda se fue demasiado cruzado. Poco después Fran Sol hacia el 1-0 en un mano a mano con Morro pero el tanto era anulado por fuera de juego. Y apenas transcurridos unos minutos Zarfino limpiaba con la bota una pelota cuando Qasmi ya encaraba absolutamente solo a Ortolá.

Con el partido roto volaban los minutos. Pero otra vez las interrupciones pararon el ritmo del partido. En esta ocasión dos faltas del Rayo le costaban dos tarjetas amarillas a sus protagonistas: Martos y Catena. Las dos, ajustadas a reglamento. Tanto como otras 4 del Tenerife que el árbitro mandó al limbo en la primera mitad. Hubo que esperar hasta el minuto 65 para que eso sucediera. Y pasó cuando Moore no merecía la sanción.

Volvió la imprecisión, el fútbol sin verticalidad y el tedio. Iraola no quería volver a ceder el mando a los chicharreros y dio entrada a Andrés Martín en lugar de un Pozo muy apagado. Los vallecanos entendieron el mensaje y la chispa volvió a encenderse. Martín y Qasmi fabricaron medio gol para Álvaro pero la defensa le arrebató la gloria al extremo tras el pase de la muerte. Al rato, Isi lo intentaba desde lejos en dos ocasiones empeñado en lograr el gol cuando Mario le reclamaba la pelota en largo para ganar la línea de fondo.

El último cuarto de hora fue para el Tenerife. En la primera contra, Morro se erigió como héroe para sacar la pelota cuando la volea de Fran Sol ya se colaba. En la segunda le iba a tocar la otra cara de la moneda. Su despeje le dejaba la pelota franca al recién incorporado Bermejo que fusilaba a placer el 1-0. Nadie daba crédito a cómo se podía haber escapado así un partido tan tranquilo.

Si el Rayo Vallecano tenía alguna esperanza de sacar algo positivo de su visita a las islas, el VAR se iba a encargar de quitárselo de la cabeza. En una embarullada jugada con constantes y peligrosos centros al área de Mario Hernández, Comesaña iba a ganar una disputa aérea que dejaba solo a Andrés Martín para lograr la igualada. Tras 4 minutos de revisión en la sala de video arbitraje, el plano detalle del pie del punta rayista adelantado por milímetros anulaba el tanto. Una jugada que va a traer cola.

El mazazo psicológico fue total y no se iba a jugar más de los minutos restantes del partido. Visto lo visto, hubiera sido mejor haber cogido la toalla para haber aprovechado el viaje.