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RAYO - LUGO. Crónica

Victoria al 'tran tran'

Los de Jémez solventaron un partido en el que el Lugo apenas puso dificultades

Escrito por Miércoles, 15 Enero 2020

    Adrián Embarba selló el único gol de un partido que pone al Rayo cerca del play-off. Los vallecanos jugaron bien media hora y después se limitaron a jugar al 'tran tran'.

    Victoria al 'tran tran'

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (1): Dimitrievski Advíncula, Catena, Milic (A), Saúl (Luna, minuto 66), Mario Suárez, Joni Montiel (A), Alvaro (A) (Oscar Valentín, minuto 86), Embarba (Piovaccari, minuto 73) (A), Trejo y Andrés Martín.

    C.D. Lugo (0): Cantero, Leuko, Pita, Jaume, Herrera, Barreiro, Peybernes (A), Alex López (Hugo Rama, minuto 72), Rahmani (Iriome, minuto 64) (A), Campabadal (Gerard, minuto 82) y Josete (A).

    Goles: 1-0. Minuto 25. Embarba.

    Arbitro: Díaz de Mera Escuderos.


    RAYO VALLECANO 1 - C.D. LUGO 0

    El Rayo Vallecano consiguió la tercera victoria consecutiva del 2020 (dos en liga y una en copa) derrotando a un Lugo que vino a Vallecas con la intención de salir de los puestos de descenso, pero que se dejó las intenciones en el autocar aparcado en la puerta de vestuarios de un Estadio de Vallecas que durante la primera media hora vivió el mejor fútbol de los locales y el peor ambiente posible. Los problemas de acceso en la puerta de entrada al fondo, con muchos aficionados protestando porque a los veinte minutos de iniciado el choque todavía estaban a la espera de ser registrados para acceder al recinto, ofrecían una imagen triste del fondo y un ambiente gélido en el resto del estadio. 

    Sobre el césped, en el que Jémez había optado por utilizar a un zurdo en la izquierda y un diestro en la derecha (Saúl y Advíncula), dando el mando a Joni Montiel y la oportunidad de lucirse a Andrés Martín, el Rayo empezaba eléctrico un partido que apenas duró media hora. A los tres minutos marcaba Mario Suárez, pero el VAR, un minuto después, anulaba la celebración por fuera de juego. Aun así, el Rayo no cedió en su empeño de dominar el juego, de demostrar ser mejor que su rival y con Alvaro por un costado y Embarba por el otro, buscaba adelantarse en un choque en el que únicamente había comparecido un equipo. El Lugo no aportaba nada ni en defensa, donde solo se salvaba su portero, ni en ataque. Su centro del campo era una descomposición de líneas absoluta y, salvo en una ocasión desbaratada por Dimitrievski, su aporte al partido fue conseguir salvar los muebles hasta que Adrián Embarba logró batir la puerta de un Cantero que se había lucido en un par de intervenciones que merecieron mejor suerte para los vallecanos.

    El partido estaba más que encarrilado con un Rayo que dominaba el ritmo del juego, que mandaba en el marcador y con un 'sparring' enfrente apagado y totalmente desdibujado, pero hasta ahí llegó lo reseñable del partido. El resto volvió a ser más de lo mismo, otra hora de 'tran tran', de especulación, de nadar y guardar la ropa y de intentar aprovechar algún despiste del peor rival posible para certificar una victoria que nunca peligró y que demostró que a este Rayo le falta algo, ese coraje que en este barrio define un sentimiento colectivo.

    Los destellos de calidad de Joni se fueron apagando, los arranques en velocidad de Embarba también y el Rayo se sumió en un encefalograma plano que llevó incluso a despertar a un aletargado y simplón Lugo. El conjunto gallego, viendo la poca agresividad con el balón del Rayo, se permitió el lujo de 'disfrutar' de unos minutos de control del juego, buscando la portería de un Dimitrievski que apenas tuvo que intervenir en otra ocasión para cerrar uno de los partidos más tranquilos para él y para sus dos centrales: Milic y Catena.

    En ataque, un remate de cabeza que salió cerca del palo de un Piovaccari que se había incorporado en la segunda mitad y un par de acercamientos más, pusieron la única pimienta de un segundo tiempo que bien nos podíamos haber ahorrado todos.

    Al final, tres puntos más, tercera victoria consecutiva, el Rayo que empieza a mirar hacia arriba y, aunque con mucho margen de mejora y mucho recorrido para encandilar, los de Jémez empiezan a hacer los deberes y a sentirse importantes en una categoría a la que todavía no parecen haberse adaptado por completo. Próxima estación: Ponferrada, con Bolo en el banquillo rival.

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