RAYO VALLECANO 1 - GIRONA 0

Todos atrás. Defendiendo cada balón, perdiendo tiempo cuando el árbitro lo permitía y siendo incapaces de salir de su propio terreno de juego durante casi toda la segunda parte. Con estas sensaciones terminó el Rayo Vallecano con la sequía de victorias en casa que se alargaba desde el mes de octubre.

Tres puntos que saben a gloria clasificatoriamente hablando, pero que dejan la imagen de un triunfo logrado como si de un equipo pequeño se tratara. Los de Jémez dominaron la primera media hora de juego, pero fueron borrados del césped por un rival que acabo perdonando hasta en una decena de oportunidades. Complicado pensar que jugando así se pueda alcanzar el objetivo del ascenso,  pero en algunas ocasiones triunfos como estos sirven para cambiar el destino de una plantilla.

El Rayo Vallecano intentó llevar el dominio de los primeros compases del partido. Le costó un cuarto de hora, pero lo consiguió. Las clarísimas ocasiones de Tito desde la frontal del área chica y de Embarba con un zapatazo desde 30 metros se encontraron con un inspirado Asier Riesgo. El guardameta del equipo gerundense dejaba claro que su equipo no iba a ser presa fácil.

Antes de la media hora los franjirrojos eran dueños del encuentro, tenían las ocasiones, el ritmo y el dominio del choque. Se gustaban los vallecanos que tenían ocasiones de todos los colores. Hasta Piovaccari lo intentó de chilena en un remate que rozó el palo del portero visitante convertido en un muro infranqueable hasta el minuto 29.

Fue en ese momento cuando a la salida de un córner el Rayo iba a conseguir adelantarse en el marcador. Centro lateral que Piovaccari manda al palo en semifallo y Catena muy atento al rechace emboca el 1-0 con la puntera de la bota derecha. Premio justo y merecido por lo visto en un terreno de juego donde el Girona no compareció hasta los últimos cinco minutos de la primera mitad (exceptuando a su cancerbero).

Stuani y Gual avisaron en los últimos minutos de lo que iba a pasar en la segunda parte. El equipo catalán salió mordiendo desde el primer minuto y Stuani volvía a avisar de la dinamita que lleva en sus botas enviando el balón al palo. Era la primera ocasión de un rosario de oportunidades constantes. Imposible llevar la cuenta de las veces en las que el Girona perdonó el empate.

El gol pasó por las botas de Gual, Borja García, Jonathan Soriano, Stuani, Jozabed... Unas veces Dimitrievski y otras el poco acierto visitante seguían manteniendo el luminoso con 1-0,a nadie daba crédito. Como sucedió en Las Palmas, el Rayo se vio arrollado por el contrario en la segunda mitad, aunque en esta ocasión tenía los 11 jugadores disponibles.

Todos encerrados atrás, colgados del palo de la portería, sin posibilidad de presionar o adelantarse y achicando el tsunami de juego y ocasiones del Girona. Los de Vallecas eran incapaces de combinar, de sacar la pelota jugada y ya ni hablamos de llegar al área contraria. Para ello hubo que esperar al minuto 95 con los visitantes volcados en el área de Dimitrievski. En las últimas dos contras Embarba y el debutante en liga, Marc Echarri, pudieron poner un 2-0 en el marcador que hubiera sido totalmente injusto por lo visto durante el partido.

Un triunfo de equipo pequeño, pero triunfo al fin y al cabo. Habrá que esperar para ver si al Rayo y al rayismo le basta con esto.