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COLUMNA OPINIÓN. Rayo

El Rayo de Presa se hunde

No se puede decir que no se esperara esta situación en un club cuyas instituciones e instalaciones acumulan casi una década de dejadez y abandono

Escrito por Martes, 03 Diciembre 2019

    Opinión. "Por segunda vez en 8 años, la situación deportiva es crítica. Entonces le sacó las castañas del fuego un Míchel al que le perdió su amor por la franja. Pero, ¿y ahora?"

    El Rayo de Presa se hunde

    Opinión. Durante algunos años, los más críticos con la gestión del actual consejo de administración del Rayo Vallecano han tenido que soportar que algunas de las mayores barbaridades perpetradas en este club en sus 95 años de historia se tapasen con los resultados del primer equipo.

    Los datos están ahí y nadie los va a negar (5 temporadas seguidas en primera, mejor clasificación y puntuación histórica, campeón de Segunda...) pero la labor social, institucional y las instalaciones en ese Rayo de los récords no sólo no han ido de la mano sino más bien en dirección contraria. Cuando la gran mayoría de clubes han apostado por la modernización de sus entidades, su estructura y su imagen, el Rayo parece que detuvo su reloj en 1990.

    Por segunda vez en 8 años, la situación deportiva es crítica. En la temporada 2016/2017, a Presa le sacó las castañas del fuego un Míchel al que le perdió su amor por la franja. Pero, ¿y ahora? No se puede decir que no se esperara esta situación en un club cuyas instituciones e instalaciones acumulan casi una década de dejadez y abandono.

    Sin camisetas en la tienda, sin poder comprar entradas online, sin interacción en redes sociales, sin patrocinadores publicitarios que quieran lucir en la camiseta, sin partes médicos de jugadores lesionados o con molestias, con el estadio y la ciudad deportiva en pésimo estado, sin empatía con la afición y sus peñas, sin casi trabajadores en una estructura impropia de un club de fútbol, con los abonos más caros en segunda que en primera división, con los niños de la Fundación denunciando falta de equipaciones, sin explicaciones de los juicios abiertos ni de la presunta venta fraudulenta de acciones, sin apoyar a su sección femenina para lograr un convenio laboral digno, sin apenas medios de información que hablen de la marca (incluyendo uno al que hasta el día de hoy se le deniegan sistemáticamente protagonistas del primer equipo por algunos editoriales críticos)... La lista ya iba siendo demasiado larga como para ser tapada por la marcha deportiva.

    Pese a haber aguantado el pulso a la afición y que esta renunciase a la huelga de animación (que bien hubieran venido un par de semanas más de resistencia viendo los últimos resultados), el consejo de administración dirigido por Raúl Martín Presa vio necesario seguir humillando a los pequeños accionistas más críticos convocando la junta de accionistas un 31 de diciembre por segundo año consecutivo.

    Es por todo lo dicho hasta aquí, y mucho más que seguro que se me olvida, que un servidor no siente ninguna pena por el hundimiento del Rayo de Presa. Siento pena por los discapacitados que no pueden usar la nueva zona en preferencia por su decisión arbitraria. Siento pena por los desplazados que cada semana se dejan sus ahorros porque se niega a firmar un convenio de entradas. Siento pena por los compañeros periodistas que piden entrevistas con él para que de la cara y explique la situación y siempre tienen la misma respuesta. Siento pena por la plantilla de un Femenino cuyo presidente no cree que merezcan un sueldo y unas condiciones dignas más allá de lo que generen. Y siento pena por los pequeños accionistas que en lugar de disfrutar el último día del año con sus familias lo tendrán que pasar frente al máximo accionista que volverá a hacer gala de su supuesta superioridad empresarial, moral y futbolística (hasta ahora la buena marcha deportiva era mérito suyo a diferencia del último año y medio que el equipo va dando tumbos por culpa de Míchel y Jémez.

    Puede que la temporada termine por arreglarse y aparezca otro salvador en el banquillo con una pinza puesta en la nariz y una venda en los ojos que le impida oler y ver la descomposición de una entidad que en este 2019/2020 está celebrando su 95º aniversario. ¿No habéis notado el ambiente festivo que rodea al club?

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