El Rayo Vallecano se dio un inesperado festín ante el Lorca, un equipo recién ascendido que en la primera vuelta planteó más problemas de los deseados a los vallecanos, pero que hoy, en una noche desastrosa para sus intereses, fue carne de cañón para un Rayo y un Raúl de Tomás totalmente inspirados. Los murcianos, a años-luz de lo que representa esta categoría, fueron un muñeco roto en manos de un niño con mucha hambre. A partir de ahí, cualquier premisa que pueda ser analizada vendrá condicionada por las evidentes diferencias entre un bloque y otro.

El conjunto de Vallecas ofreció pocas variaciones en su confección inicial. La ausencia de Santi Comesaña permitió al 'Chori' Domínguez compartir funciones ofensivas junto a su compatriota Trejo y a un Raúl de Tomás que se convertiría en el gran héroe de la fría tarde en Vallecas. Además, la ausencia de Velázquez una semana más por sanción permitió a Amaya asentarse en el centro de la defensa junto a Dorado, con Fran como punto de referencia en el centro y con un buen número de "satélites" compartiendo espacios interiores y zona de bandas para desesperación de la tropa del Lorca, que nunca supo por dónde le llegaban los golpes, que fueron muchos.

El Rayo se hizo dueño y señor del partido desde el pitido incial. La primera fase del encuentro dejó clara la diferencia de intensidad y de ganas de competencia que ofrecían unos y otros. Mientras el Rayo atacaba, el Lorca se dedicaba a repeler los golpes con demasiados miramientos defensivos. El resultado no podía llevar a otro sitio más que a una goleada que se iría fraguando minuto a minuto. Baiano empezó explosivo, con un par de llegadas por su banda, dejando el testigo a Raúl de Tomás que con un cambio de orientación envenenado obligaría a Dorronsolo, portero visitante, a enviar a córner la primera gran ocasión franjirroja. Antes, el propio De Tomás había rematado de cabeza, y después, llegaría el primero de la tarde con un disparo del ariete franjirrojo por bajo. Habían transcurrido apenas once minutos y el Rayo ya mandaba en el juego, en el empuje, en el espíritu y en el marcador del partido. El resto fue coser y cantar.

Mientras el Lorca seguía despistado y fuera de sitio, De Tomás continuaba con su recital. Un gol anulado por fuera de juego en el 18 daría paso al segundo tanto de la tarde. De Tomás lanzó con maestría un libre directo para situar el 2-0 en el marcador cuando el cronómetro señalaba el minuto 22. Además, y para redondear una espectacular primera mitad, el Rayo dispondría de un penalti por manos dentro del área que Trejo estrelló contra el larguero. Dos goles y un penalti fallado, además de un buen puñado de ocasiones desaprovechadas hacían presagiar lo que podía convertirse en una goleada de escándalo. Entre tanto, el Lorca seguía sin dar muestras de recuperación.

Nada más arrancar la segunda mitad, De Tomás, en boca de gol, conseguiría el tercero de la tarde y el tercero en su cuenta personal. El delantero centro cerraba de esta manera una actuación de gran mérito, no solo por los goles, sino también por su aportación al juego del equipo. Su labor no se limitó al remate, abrió el campo descolgándose a banda, bajo a defender, apoyó por dentro... gran partido por su parte. 

Con el Lorca totalmente a merced, Unai remataba desde lejos y su disparo se convertía en el cuarto tras tocar en un rival. Era el minuto 77 y todavía quedaba tiempo para muchas cosas más. La incorporación de Javi Guerra supuso un punto más de cercanía al área de Dorronsolo. Una gran acción ofensiva de medio equipo del Rayo finalizaría con remate forzado de Javi Guerra ante el meta murciano.

Con la amplia ventaja acumulada, el Rayo bajaría un punto su intensidad de juego y el Lorca, maniatado, asfixiado y desaparecido durante ochenta minutos, empezó a gestionar el balón y a llegar a las inmediaciones del área de Alberto. Fruto de esta relajación excesiva llegaría el momento de los de Fabri. Dorado, sin querer, tocó un balón que supondría el 4-1 y a falta de un minuto, un penalti a favor de los visitantes estaría a punto de deslucir un marcador muy trabajado durante noventa minutos. El error de Ojeda, que lo lanzó por encima del larguero, y un postrero tanto de Javi Guerra, cerrarían un duelo sin historia en el que el Rayo se dio un festín a costa de un Lorca con pinta de equipo de Segunda B, al menos en su versión vallecana.