Frío. Gélido. Helado. Congelado. Fresco. Tieso... Son pocos los sinónimos que brinda la lengua castellana para definir un Rayo Vallecano - Valladolid de la jornada 22 en un viernes desapacible y lluvioso de febrero y con el invierno haciendo de las suyas trayendo hasta Vallecas la temida 'Bestia del Este'. Esa que vestida de blanquivioleta (más violeta que blanqui) estuvo cerca de dejarnos los pies helados. Pero el corazón franjirrojo nunca deja de creer y bombear.

Pese a la insistencia de Íñigo Pérez en la previa del choque, el ambiente del choque no pudo estar más alejado del de las grandes ocasiones en Vallecas. Y no es cuestión de culpar a nadie. Difícil animar y darlo todo bajo el aguacero cuando al termómetro apenas le cuesta despegarse del 0. Y aunque los de la Albufera salieron con todo al césped pronto iban a ver trastocados todos sus planes.

Apenas nos dio tiempo a disfrutar de un disparo lejano de Isi y otro de Marcos André cuando la fortuna, que había respetado durante casi todo el año a los rayistas, empezó a cebarse con nuestros futbolistas. En apenas 3 minutos el banquillo franjirrojo lamía las heridas de dos lesionados, Camello y Unai López, que tuvieron que dejar su sitio en el césped a Sergi Guardiola y Pedro Díaz.

Un férreo Valladolid hizo el resto. En bloque bajo y conscientes de que salir del pozo pasa por afianzar su defensa, los pucelanos fueron un perro de presa constante en los pasillos interiores sin permitir al Rayo brillar en ningún momento. Esporádicas ocasiones del Rayo no conseguían prender la llama ni superar el muro bien construido de los vallisoletanos.

Consciente de las pocas balas que quedaban en la recámara, Íñigo Pérez retiró a Ciss en el descanso para dar entrada a Óscar Valentín y ganar piernas frescas en la medular. Allí se combatía por cada centímetro del césped como si defender la posición fuera sinónimo de éxito. Isi tiraba del carro y se echaba al equipo a la espalda con un Óscar Valentín que iba detrás de él aspirando cada balón suelto.

Pero curiosamente el gol iba a llegar por una banda. Jugadón de De Frutos que le servía a Álvaro García el balón en bandeja para batir a un inconmensurable Hein que minutos antes ya había sacado el 1-0 obrando un milagro a disparo de Isi.

Ya con el marcador abierto, el Valladolid se lanzó al ataque y tuvo la más clara en un disparo de Latasa después de que Batalla detuviera un mano a mano. El remate del delantero se fue rozando el palo cuando tenía toda la portería para marcar.

Por si la noche no había castigado suficiente al rayista, el susto nos heló un poco más los ya congelados pies. Por suerte, los 3 puntos y la vida pirata volvieron a encender el corazón en llamas de la hinchada franjirroja.