El Rayo Vallecano - Levante era un partido diseñado para el disfrute. Ultimo partido de liga, dos equipos que no se jugaban nada, los vallecanos con los deberes hechos y los levantinos digiriendo su descenso y, pese a la fecha y el horario, fiesta en la grada (sin jornadas de rayismo, eso sí).

El ambiente se encendió rápido en la grada de Vallecas y Bebé, que se encontró con un balón caído del cielo quiso poner la primera piedra de un partido ofensivo y sin ataduras de ningún tipo, pero su disparo salió demasiado cruzado ante la mirada de Cárdenas. El respetuoso minuto de silencio guardado en el templo franjirrojo por el fallecimiento de la madre de Enrique Hernández, trabajador del departamento de prensa del club vallecano, daba paso al habitual estruendo de un partido en el barrio.

Tras el aviso de Bebé, Roger no se quedó atrás y también avisó a los del recién renovado Iraola. Su remate se estrellaba contra el travesaño de Luca Zidane, que hoy tenía el honor de guardar la portería franjirroja con Dimitrievski sentado cómodamente en el banquillo.

El siguiente toque también lo iba a dar el conjunto granota con un pase de la muerte efectuado por Cantero y adivinado por Luca para evitar el 0-1. El partido arrancaba con el vértigo que se esperaba y con Bebé buscando nuevamente el primer gol que tampoco iban a encontrar ni Nteka ni Roger una vez más.

El duelo estaba nivelado hasta que una ruptura de Alvaro por banda izquierda desequilibró al Levante, le hizo zozobrar y dejó al descubierto las miserias defensivas de los levantinos. El extremo anotaba el primero de la noche, abría el marcador y completaba la fiesta inicial de la grada de Vallecas.

Apenas unos minutos más tarde, y coincidiendo con el espectacular minuto 24, Melero se sumaba al espectáculo empatando el choque con un remate de cabeza que sorprendía a todos. El partido volvía a la casilla de inicio, ya tenía los goles que esperábamos y prometía mucho más.

Tras el empate del Levante hubo tímidos acercamientos de unos y otros, el Levante quiso dominar, pero el Rayo se recuperó intentando manejar la bola sin olvidarse de los envíos largos para la velocidad de Alvaro. Pidió penalti Bebé por una caída dentro del área que Melero López no interpretó como nada punible y todo se precipitó de repente. En la siguiente acción Roger hacía el 1-2 y nada más sacar de centro llegaba el 1-3 con el que se iba a cerrar un primer acto en el que el Rayo se veía, en un abrir y cerrar de ojos, abocado a una nueva derrota en Vallecas. Tocaba solucionar la papeleta en la segunda mitad.

Si el partido no invitaba de inicio a especular ni un ápice, el 1-3 con el que nos fuimos al descanso obligó a los vallecanos a despojarse de cualquier atadura para terminar la temporada con mejor sabor de boca del que lo estaban haciendo. Lo intentó Catena a la salida de un córner mientras calentaban Falcao, Comesaña y Ciss en la banda. El central no acertó, pero el Rayo no se vino abajo y siguió buscando la remontada "a la vallecana". Empujaba el Rayo y Bebé pedía el segundo penalti de la noche por una nueva caída dentro del área para dar paso a lo más inverosímil del nuevo fútbol. En la siguiente acción Morales hacía el 1-4, mientras lo celebraba el VAR avisó al colegiado que revisó la jugada, anuló el tanto del Levante, pitó penalti y, de repente, del 1-4, pasábamos al 2-3. Ver para creer.

Y esta locura de partido todavía nos tenía guardada alguna sorpresa adicional. El Levante iba a lograr el 2-4 y la Diosa Fortuna quiso que su autor fuera un hombre de la casa: Coke Andújar. El canterano rayista no celebró el gol y recibió una gran ovación de la grada de Vallecas.

Que Iraola diese de nuevo minutos al jugador del filial Vere se iba a convertir en la siguiente noticia de un duelo al que le quedaban todavía diez minutos y en el que volveríamos a vivir uno de esos momentos de 'piel de gallina'. Coke Andújar era sustituido y el Estadio de Vallecas aplaudía a rabiar al ex capitán de la franja.

Con varios intentos infructuosos del Rayo por recortar distancias, dos muy claras de Comesaña y Sylla, y con el aplauso de la grada a los suyos por lo realizado esta temporada, finalizaba el partido y se echaba el telón a un año en el que hemos disfrutado infinito con este Rayo.