Cuando un club asegura que no hay localidades a la venta uno espera, cuando menos, que la impresión general que ofrece su estadio sea de lleno, si no de manera absoluta, al menos de una forma que no presente dudas sobre la veracidad de la afirmación o sobre las intenciones de quien así lo dice. Habrá mil razones, porque siempre hay aficionados generosos que pagan un abono de temporada y no aparecen en todo el año por el estadio, y principalmente en los partidos en los que su equipo. al que tan generosamente apoyan, se juega la vida. Seguro que Alcorcón no es una excepción y, como sucede en otros estadios de nuestra patria futbolística, muchos seguidores prefirieron irse de puente o echarse una buena siesta, o ver el partido por televisión, que siempre es mucho más gratificante, porque te cuentan incluso lo que no ves.

Que el Alcorcón no pusiera entradas a la venta para el público en general, sabiendo que en Vallecas había casi cuatrocientos aficionados con intención de apoyar al Rayo, será una casualidad. Afirmar, como ya hicieran en partidos anteriores (como ante el Cádiz) es más que curioso. Ver la cantidad de butacas vacías en el Estadio de Santo Domingo daba risa y pena a la vez. Es cierto que el Alcorcón hubiera visto crecer de manera desmesurada la afluencia de seguidores del equipo rival, también es cierto que eso habría hecho mejorar la recaudación de su taquilla. Al final, lo que queda es que un lleno "relativo" nunca puede ir contra la lógica.Privar a muchos aficionados al fútbol (sean de dónde sean) de ver el espectáculo que quieren ver, hace empequeñecer a este deporte.