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RAYO VALLECANO 1 - MIRANDÉS 2. Crónica

Tocados y hundidos

Los franjirrojos se hunden y no ofrecen nada positivo

Escrito por Domingo, 19 Febrero 2017

    El Rayo Vallecano volvió a perder en casa y lo hizo ante el Mirandés, equipo que llegaba como colista a Vallecas, y que sale reforzado de su visita a un Rayo que terminó cabizbajo y con una tremenda sensación de debilidad grupal.


    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (1): Gazzaniga, Galán, Amaya (A), Dorado, Alex Moreno, Fran Beltrán, Jordi Gómez, Diego Aguirre (A)(A), Quini (Ebert, minuto 64), Embarba (Javi Guerra, minuto 86) y Manucho (A).

    Mirandés (2): Sergio Pérez, Kijera, Fran Cruz, Guarrotxena (A) (Mesa, minuto 59), Sangalli (A), Provencio, Pedro (Fofo, minuto 83), Carlos (A), Eguaras, Néstor (Urko Vera, minuto 53) y Alex García.

    Arbitro: González Fuertes (Colegio asturiano)

    Goles: 1-0. Minuto 50. Galán; 1-1. Minuto 61. Urko Vera; 1-2. Minuto 85. Sangalig4rsd..


    El Rayo Vallecano sigue en caída libre. Sin esquema de juego definido, más pendiente del rival que de sí mismo, con cambios de posiciones en varios jugadores que no terminan de variar la dinámica y con los pesos pesados fuera del equipo (algunos en la grada y otros en el banquillo) este Rayo es un barco a la deriva dirigido por un entrenador sin carisma y sin capacidad para reconducir la situación. Baraja no parece tener la solución al despropósito de equipo que se ha encontrado y, sin ser culpa suya de manera mayoritaria, parece que seguirá el mismo camino que tomara su antecesor en el puesto. Sus medidas, las mismas adoptadas por Sandoval en su día, tampoco han dado el resultado deseado y la grada ya pide con insistencia la cabeza del presidente. Ahí no hay discusión, el debate está cerrado y Vallecas no quiere a Martín Presa al frente del club.

    En lo futbolístico hoy volvimos a vivir otro de esos partidos a los que este Rayo nos ha acostumbrado. Baraja hizo un baile de posiciones que podía parecer atractivo a priori, pero sin jugar a nada da igual dónde se sitúen las piezas. Simplemente no hay fútbol. La banda derecha la ocuparon dos laterales (Galán por detrás y Quini por delante), mientras que la izquierda era para Alex Moreno y Diego Aguirre. Además, Embarba desplazó su posición hacia el centro para jugar en la media punta y buscar balones para el remate de Manucho. Fran Beltrán y Jordi Gómez se convirtieron en los jefes de una sala de máquinas sin combustible que la moviera y el Rayo fue de nuevo un equipo sin espíritu, sin vitalidad y sin patrón de juego, más allá de la consistencia del bloque defensivo, que tampoco existe, y la conexión de las líneas por cercanía. Poco más.

     

    El Mirandés, que llegaba a Vallecas como colista de la categoría, se convirtió en el dueño del balón y, aunque no generaba el peligro necesario como para hacer temer por una posible derrota vallecana, al menos mantenía a raya a un equipo que se suponía debía intentar dar un golpe de timón a su situación. La primera mitad de los de Baraja volvió a ser desastrosa. Las escasas llegadas por banda no terminaban en centros y Manucho era un islote dentro del área rodeado de defensas y desesperado ante la falta de profundidad de los suyos. Jordi Gómez era el jugador que ponía la calidad en el campo y Fran se vaciaba una vez más para intentar mantener al equipo a flote.

    Con el partido sumido en una especie de tregua que no parecía servir a ninguno de los contendientes se consumió una soporífera primera mitad que nos llevaría a un segundo período en el que empezaron a suceder cosas. La primera sería que el Rayo se pondría por delante gracias a un remate de Galán tras rechace del poste derecho de la portería visitante. El conjunto vallecano tomaba ventaja y allanaba el camino, pero su falta de agresividad le terminaría pasando factura. El Mirandés, consciente de las limitaciones creativas de su rival, se volcó sobre la portería de Gazzaniga, apretó el acelerador y confió en que las salidas al contragolpe de los franjirrojos no terminaran por matar el partido. El Rayo no está ni para jugar al contragolpe. Una acción conducida por Embarba desde terreno propio, mal culminada, sería el ejemplo más evidente de las escasas opciones de un equipo inseguro y poco trabajado en lo creativo y en lo ofensivo.

    El empate del Mirandés, sumado a la expulsión por doble amonestación de Diego Aguirre, haría el resto. El Rayo terminó noqueado, tocado y hundido, ante un Mirandés que terminaría quemando sus naves en campo contrario hasta lograr la remontada, para desesperación de una grada que ya, de manera unánime, terminaría pidiendo la salida de Presa del club. El conjunto vallecano sería incapaz, pese a intentar esgrimir algo de vergüenza torera, de generar el peligro necesario para dar sensación de reacción y, con Baraja resguardado dentro de su banquillo tras la sustitución de Guerra por Embarba y la bronca de la grada, finalizó un partido que deja a los franjirrojos demasiado cerca de los puestos de descenso y con la visita al Getafe en el horizonte. La solución no parece pasar por el banquillo, aunque quedan pocas alternativas a estas alturas de temporada.

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