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RAYO 1 - SEVILLA AT. 1. Crónica

Sin espíritu de remontada

Los de Baraja salvaron un nuevo punto después de un mal partido que volvió a dejar descontentos a sus seguidores

Escrito por Sábado, 14 Enero 2017

    El Rayo Vallecano empató en el minuto 85 ante el Sevilla Atlético, que se adelantó en el primer minuto de juego. Los vallecanos realizaron un mal encuentro y siguen en la zona baja de la tabla.

     RAYO VALLECANO 1 (Embarba) - SEVILLA ATLÉTICO 1 (Ivi)

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (1): Gazzaniga, Rat (Manucho, minuto 72), Dorado, Zé Castro, Quini, Baena (Cristaldo, minuto 54), Fran Beltrán, Embarba, Diego Aguirre, Ebert (Lass, minuto 61) y Javi Guerra.

    Sevilla Atl. (1): Caro, Carmona, Bernardo, Diego González, Matos, Brice (Schetino, minuto 88), Cristian González, Aburjania, Borja Lasso (Curro, minuto 35), Pozo (Carrillo, minuto 73) e Ivi (A). 

    Arbitro: Valdés Aller (colegio castellano-leonés).

    Goles: 0-1. Minuto 1. Ivi; 1-1. Minuto 85. Embarba.


    Con las ganas de fútbol que hay en Vallecas, con el deseo que tiene la afición franjirroja de animar, empujar y apoyar a los suyos, es una pena que el balance que se puede hacer después de noventa minutos sea tan paupérrimo como el de hoy. El Rayo de Baraja, que entendía el partido como vital para empezar a ofrecer lo que lleva en la cabeza, se estrelló contra su inoperancia, se golpeó contra un muro y, tras hacerse un 'Harakiri' en el primer minuto, sufrió de lo lindo ante un Sevilla Atlético que mostró ilusión, pinceladas de buen fútbol y trabajados proyectos de jugadores, pero poco más. El Rayo es un equipo sin alma, falto de referentes y que transmite muy poca alegría a su entorno. Su fútbol es previsible y, ahora que se puede comparar, no tiene ni "plan A" (que era el que explotaba por activa y por pasiva el entrenador anterior), ni por supuesto "plan B". No hay cambio de jugadores viendo que el equipo no carbura, no hay cambio de sistema, conscientes de que con defender no se gana, no hay actitud, ni espíritu, y eso la grada lo percibe y lo transmite. La defensa, con Quini en la primera mitad y con Dorado y, principalmente Rat en la segunda, recibió alguna que otra reprimenda de los aficionados, cansados de errores, pero sobre todo cansados de actitudes. La primera que debe cambiar es la del banquillo y hoy por ahí llegó la primera variación, pero la trataremos de explicar al final.

    Con la baja de Trashorras y Alex Moreno, la incógnita estaba en saber quién sería el compañero de viaje de Raúl Baena y quién acompañaría a Embarba en el costado para hacer daño con la velocidad de los extremos. Fran Beltrán se convertiría en el escudero de Baraja, ganando una gran consistencia en el centro, recuperando balones y buscando ocupar esos espacios que habitualmente quedan sin habitar. El joven jugador franjirrojo fue de los pocos que demostró 'sangre', porque el resto... decir nada sería seguramente una exageración en positivo. Diego Aguirre, que fue de lo más destacado en cuanto a actitud ofensiva, sería el elegido para ser el estilete atacante de la banda de Rat, que sigue a años luz del jugador que podría ser. Embarba lo intenta y no lo consigue, lo vuelve a intentar, con idéntico resultado y sigue ofreciéndose para dar centros cortos sin opción para los delanteros o centros malos, de los que desesperan a los delanteros. El partido de Ebert tampoco pasará a la historia de su fútbol ni del equipo vallecano. El alemán estuvo flojo y el equipo notó en exceso su falta de participación. El resto, 'ni fu ni fa', y si tiene que ser algo quizá sea lo negativo. El primer balón que rondó el área de Gazzaniga se convirtió en gol, producto de un 'despiste-confianza-error' de los que tantas veces hemos visto en Vallecas (aunque en aquellas ocasiones llegaban acompañados de buenas tardes de fútbol y decenas de oportunidades de gol). El Sevilla Atlético, sin aterrizar aún en Vallecas, ya ganaba por 0-1 (con un minuto disputado). A partir de ahí, la primera parte se consumiría lenta y parsimoniosamente, dando protagonismo al aburrimiento y a la falta de espectáculo. El Rayo lo intentó en un par de remates que apenas pusieron en peligro la integridad del marco del Sevilla Atlético, que tampoco inquietó a Gazzaniga más que con algún intento sin mayor trascendencia.

    Con el partido de cara, el conjunto hispalense decidió hacerse fuerte en su campo y buscar en esporádicas ocasiones que sus delanteros tuvieran protagonismo. Además, viendo que el Rayo era un mar de dudas, que no avasallaba y que les dejaba vivir en la abundancia, los sevillanos trabajaron el partido desde una perspectiva totalmente diferente a la que inicialmente habían previsto. El Rayo no generaba peligro y los minutos iban cayendo sin que el portero visitante tuviera que justificar su sueldo, algo que empieza a ser reiterativo en Vallecas.

    Para la segunda mitad, los de Baraja cambiarían algo el paso, empezando a mostrar mayor intensidad y ganas. La entrada de Lass no fue todo el revulsivo que se pretendía, Cristaldo sí mejoró levemente la presencia ofensiva de los hombres del centro del campo y Manucho, que entró tras un ataque de "locura" impropia de Baraja, apenas 'rascó' bola. El técnico quitó a Rat (que escuchó silbidos desde la grada) para dar entrada al angoleño, retrasando a Diego Aguirre a la posición de lateral zurdo y colocando a Embarba en la media punta, justo por detrás de los dos hombres de área, que siguieron sin aportar nada. Demasiados cambios para lo que es habitual, un patrón en el que es imposible mover algunas piezas. Clavería ha desaparecido del mapa, Mojica, Galán y Comesaña no tienen ni la más mínima oportunidad y, mientras este grupo sigue sin dar una a derechas, el técnico se queja de lo amplia que es la plantilla. Difícil de entender y compartir algunos criterios.

    Volviendo a lo meramente futbolístico, con el empuje de los minutos finales el Rayo se pareció algo más al equipo que puede empezar a recuperar la imagen de Vallecas como un feudo complicado de asaltar. Las llegadas quisieron ser más frecuentes y fruto de una de ellas, un remate de Embarba se convertiría en el empate y, a falta de cinco minutos, haría soñar a su afición con una remontada en la que nadie habría creído apenas unos segundos antes. Un último remate salvado en línea de gol por el portero visitante y varios saques de esquina e intentos sin consecuencias dejarían el partido en un reparto de puntos que satisface sobremanera a los jóvenes sevillistas y que frustra, una vez más, a los vallecanos.

    La guinda hoy la puso Baraja, que parece cansado de justificar lo injustificable y que, aunque anteriormente había defendido la actitud y el fútbol de los suyos, hoy dio un giro a su discurso y mostró su malestar por el rendimiento de su equipo. Aparte de la desgraciada jugada del primer minuto de juego, el vallisoletano se quejó de cuestiones que van más allá de la aplicación de una filosofía o del acierto de cara a gol. ¿Habrá cambios para la semana próxima?

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