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RAYO VALLECANO 3 - NUMANCIA 3. Crónica

En la cuerda floja

El Rayo salvó un punto en la recta final de un partido en el que volvió a mostrar muchas carencias futbolísticas

Escrito por Domingo, 16 Octubre 2016

    El Rayo Vallecano consiguió empatar, con un tremendo 'arreón' final, un partido que se puso 1-3 en contra ante un Numancia ordenado y presionante que puso en evidencia la falta de ideas de los vallecanos.

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (3): Gazzaniga, Rat, Zé Castro, Amaya, Galán, Fran Beltrán, Trashorras (Cristaldo, minuto 66), Ebert (Comesaña, minuto 85), Lass (A), Miku (Alex Moreno, minuto 58) y Manucho.

    Numancia (3): Munir (Aitor, minuto 66), Rios, Carlos, Escassi, Pablo Valcarce (Nacho, minuto 76), Medina, Iñigo Pérez, Mateu(A), Capilla, Julio Alvarez y Manu del Moral (Acuña, minuto 85).

    Arbitro: Areces Franco. Colegio asturiano.

    Goles: 0-1. Minuto 2. Manu del Moral; 1-1. Minuto 26. Amaya; 1-2. Minuto 58. Mateu; 1-3. Minuto 64. Julio Alvarez; 2-3. Minuto 74. Alex Moreno; 3-3. Minuto 83. Ebert

    El Rayo parece empeñado en poner a prueba la paciencia de Martín Presa y la directiva del Rayo, parece empeñado en poner a prueba la paciencia de la afición de Vallecas y parece empeñado en demostrar que, a pesar de los nombres, el fútbol lo hacen viable únicamente futbolistas involucrados. Lo vivido esta tarde en el Estadio de Vallecas ha sido un 'remake' de lo sufrido en Reus, en el Alcoraz o en Oviedo y, si apuramos, ha devuelto la peor versión de un Rayo que sigue mostrando más carencias de las que aparentemente debería tener. Se acabó la seguridad defensiva, sigue sin aparecer la calidad ofensiva y, para colmo de males, el centro del campo se diluye ante la presión de un rival ordenado, presionante y con poco más que ofrecer. Esa es la cruda realidad de un conjunto diseñado a priori para luchar por el ascenso, pero convertido en un equipo menor, sin ideas, sin fútbol y con más nervios de los necesarios.

    Sandoval, que parece vivir cada fin de semana en la cuerda floja, igual que su equipo, tiró de la frescura y el empuje de Fran Beltrán para ayudar a un Trashorras que hoy estuvo especialmente flojo. El gallego, que se diluyó en el entramado del centro del campo soriano, apenas tuvo protagonismo durante el tiempo que estuvo sobre el terreno de juego y eso el Rayo lo nota. Tampoco Miku aportó gran cosa al ataque, mientras Manucho veía volar balones para pelear por alto, sin continuidad, sin apoyos, sin soluciones. Hay quien piensa que no es una cuestión de planteamiento, sino de actitud, pero al final parece una mezcla de todas estas variables que, unidas, nos ofrecen a un Rayo plano, desdibujado y muy frágil. De ello se aprovechó el Numancia de Arrasate que, sin hacer nada del otro mundo, se limitó a aprovechar las carencias en la creación, las dudas defensivas y tener enfrente a Gazzaniga, para llevar el partido a un resultado tan abultado que durante muchos minutos pareció definitivo.

    Cuando en el primer minuto y medio de juego, en el primer remate a puerta, el resultado ya es de 0-1, la tarde se empieza a poner fea. Así lo hizo Manu del Moral, que sorprendió a la defensa y a Gazzaniga con un remate de cabeza que ponía por delante al Numancia sin necesidad de añadir ni un gramo de esfuerzo a su puesta en escena. Con el marcador en contra, el Rayo fue un equipo marcado por las imprecisiones, los nervios y la falta de ideas. Mateu remató al palo en la segunda llegada de los visitantes, con posterior intervención acertada de un Gazzaniga que se convirtió en el centro de todas las miradas cuando, con el marcador desfavorable, tardaba en exceso al decidir cómo iniciar cada jugada de ataque del equipo. Los nervios llegaron a la grada, que en diversas fases del encuentro volvería a mostrar su disgusto con el juego de los suyos.

    Amaya, convertido en el corazón que le falta a los de Sandoval, empató a lo 'delantero centro' a puerta vacía tras un remate de Miku que salvó Munir en primera instancia. Con el 1-1 el Rayo pareció despertar y durante algunos minutos se convirtió en un equipo valiente y ofensivo que creía en sus posibilidades. Un remate al larguero de Miku, y un intento de Manucho al que no llegaba por poco, terminaban por cerrar una pobre primera parte de un equipo que intentó apoyarse en el trabajo de un Fran Beltrán que volvió a ser el pulmón, pero también el cerebro, de un Rayo al que le faltó temple y conexión con un Trashorras casi desaparecido.

    En la segunda mitad las cosas no cambiaron mucho. El Rayo arrancó apretando algo más arriba, con el Numancia muy bien colocado, moviéndose en bloque y presionando en campo contrario para incomodar a un rival que se limitaba a lanzar balones para la carrera de los extremos o para que Manucho se 'rompiera' la cabeza con los centrales en busca de globos imposibles de jugar. Cuando se cumplía un cuarto de hora de juego, el Numancia aprovechaba los errores en la última línea del Rayo para que Mateu volviese a poner a los suyos por delante y, no contentos con eso, Julio redondeaba lo que parecía una plácida tarde para los sorianos con un 1-3 que, según iban las cosas, parecía imposible de levantar por el equipo de Sandoval.

    Con el Rayo totalmente desdibujado, Sandoval decidía primero eliminar a Miku y posteriormente a Trashorras, en busca de la frescura y el empuje que no estaba teniendo. La entrada de Cristaldo, pero sobre todo la de Alex Moreno, supondría el principio de un cambio de actitud del equipo en general, que en el minuto 73 hizo creer a toda Vallecas en la remontada. Alex Moreno hacía el 2-3, enchufaba a la grada, y metía el miedo en el cuerpo a un Numancia que empezó a tambalearse y que terminaría pidiendo la hora. El Rayo, que seguía manteniéndose en la cuerda floja, tiró de garra para poner cerco a la portería de Aitor, que minutos antes había tenido que suplir a Munir por lesión. Ebert lograba a falta de siete minutos lo que parecía imposible. El 3-3 premiaba la fe de un equipo que, hasta entonces, había sido la sombra de lo que se espera de él. El tramo final trajo consigo la emoción que faltó durante el resto del choque y, mientras el Numancia perdía todo el tiempo del mundo, el Rayo apretaba con insistencia. Amaya, de nuevo jugando de delantero centro incluso con defensa de tres, estuvo cerca de lograr la remontada definitiva, pero su remate se marchó desviado, poniendo el punto y final a un partido en el que el Rayo salvó un punto ante un Numancia que terminó excesivamente agobiado. Malas sensaciones y la cuerda floja se traslada fuera del terreno de juego.

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