El Rayo busca apoyarse en su consistencia como local, hecha añicos por el Nástic en copa, para intentar asaltar los primeros puestos de la liga y, por extensión, 'autopromocionarse' de cara a una lucha por lograr el ascenso al que todos le apuntamos desde el primer día, pero del que el propio equipo de Sandoval parece empeñado en ser borrado. Su juego no termina de convencer, su solvencia defensiva tampoco es tan consistente como se presuponía en los test veraniegos y su pólvora ofensiva ha quedado limitada a los chispazos de Embarba, Alex Moreno y quién sabe si quizá Manucho, siempre que su gol copero no sea un mero espejismo y confirme que llegó a Vallecas para hacer mucho, que lo hace, pero también para marcar goles, que le cuesta más.

Para echar más picante a un guiso que no termina de encontrar el punto apropiado, las lesiones de jugadores importantes siguen siendo un ingrediente al que el 'chef Sandoval' no termina de encontrar la proporción adecuada. Si vitales parecían las bajas de Guerra o Baena, si además se sumaron los Mojica, Dorado, Embarba y compañía, ahora le toca el turno a Toño, un seguro bajo palos, y a Piti, que sigue sin encontrar ni la continuidad ni el acierto necesarios para dejar sin palabras al técnico y para devolver a la grada lo que todos esperan y aún no han encontrado. Mientras todo esto ocurre a fuego lento, la competición sigue en plena ebullición y las distancias, aquellas que eran poco importantes en las primeras semanas, empiezan a ser más trascendentes conforme van cayendo jornadas.

El Rayo deberá pasar la amarga página de la copa, cuya eliminación pocos dudan que será más ventajosa a corto-medio plazo, y se centrará en la liga y en confirmar, ante Numancia hoy y frente al Girona la próxima semana, sus 'porterías a cero', su mejoría como local y, quién sabe si, incluso, su mejor fútbol. Ante el Cádiz, que apenas opuso resistencia, las cosas mejoraron, pero tuvo que llegar un nuevo duelo como visitante para devolver las dudas al entorno franjirrojo. Lo bueno de casa se convierte en papel mojado cuando el menú se presenta lejos del barrio. Ahí el técnico habla de un equipo 'bipolar'. Y, o cambia mucho el equipo, o esa bipolaridad le llevará a quedarse muy lejos de sus objetivos, marcados, claros y evidentes. Esta doble vertiente de un mismo equipo solo conduce al fracaso más absoluto y en Vallecas todos parecen alerta. Lo está la afición, que ya mostró su descontento en la primera mitad del choque ante el Nástic; lo está la directiva, que no termina de sentirse cómoda con la situación; lo están los jugadores, en el punto de mira de muchos; pero sobre todo lo está el propio técnico, consciente de que la cuerda se rompe siempre, irremediablemente, por el mismo lugar. Otro aporte a la situación creada en el equipo, una vez supuestamente superadas las diferencias entre técnico y algunos jugadores, es el papel de la cantera. Sandoval, fiel a su discurso del pasado, adaptado a los nuevos tiempos que corren, habla de no mirar el carnet de identidad (véase, la edad) de los jugadores para hacerles jugar. Clavería se cae del duelo de hoy ante el Numancia, anteriormente Fran Beltrán, que había sido indiscutible en pretemporada, tuvo que volver al filial (recuperado de nuevo tras su gran segundo tiempo en copa). Y se acabó. Hasta ahí el aporte de una cantera en la que Joni Montiel vuelve a estar en tierra de nadie y en la que los más jóvenes se quedaron sin sus minutos de gloria, porque la copa se convirtió en un manjar apetecible más que en una oportunidad para hacer jugar a los chavales.

En el lado positivo de la balanza, el Rayo se encuentra con la recuperación de Diego Aguirre y con la vuelta a una convocatoria de un Patrick Ebert al que habrá que probar bien para saber si su lesión en el codo es más importante de lo que ahora deja entrever. En el horizonte quedan Embarba, Guerra y Mojica, mientras Íñiguez, que fue el primero en caer una vez iniciada la 'guerra oficial', continúa sin ver la luz al final del túnel.

Hoy el Rayo tendrá una nueva oportunidad para reencontrarse con una hinchada que está como loca por valorar lo bueno que hace su equipo. Se lo dijeron nada más arrancar la competición, se lo repitieron tras caer en copa y se lo demostrarán en cada partido en el que vean que su único objetivo es devolver al equipo a Primera División. Cualquier duda al respecto encenderá de nuevo la 'mecha', como ya ocurriera con el delantero venezolano Miku, al que se dirigió un mensaje muy directo y que sirve como aviso a navegantes: "Perdonamos pero no olvidamos", más que claro. Ahora toca correr, jugar bien y ganar. Así la sonrisa regresará a Vallecas.