El Rayo Vallecano consiguió golear, tras una escandalosa primera mitad con goles de todo tipo, a un C.A. Osasuna que llegó al terreno 'neutral' de El Plantío de Burgos con ganas de poca guerra y que finalizó zarandeado por un equipo franjirrojo que fue muy superior a su rival en todas las facetas. Desde el inicio se vio que Sandoval y los suyos le daban la importancia que merecía tanto el choque como el rival, recién ascendido a Primera División, y desde la alineación hasta el último minuto de partido el duelo contra los rojillos no pareció, ni de lejos, un amistoso. El técnico vallecano echó mano de un once que mantenía la línea mostrada en las últimas semanas, con Quini y Rat en los laterales junto a Amaya e Íñiguez en el centro de la defensa, con Trashorras y el joven, guerrero y talentoso Fran Beltrán en el centro, ayudados por dos flechas llamadas Embarba y, sobre todo, Alex Moreno y con Ebert y Javi Guerra buscando la última ofensiva de un equipo que volvió a ser consistente en defensa y muy efectivo en ataque.

El inicio del partido para el Rayo fue arrollador. El primer aviso no puso en alerta a los navarros, que ni por asomo esperaban lo que se les vendría encima. Con el 1-0 y viendo el desarrollo del juego, las caras de los osasunistas empezaron a cambiar y la tensión les superó. También lo hicieron los extremos y los centrocampistas y los delanteros del Rayo, que en una avalancha constante finiquitaron el partido en cuarenta y cinco minutos y, como ya ocurriera contra el Leganés, dejaron a los de Primera con cara de Segunda y a los de Segunda soñando con Primera. Alex Moreno fue un auténtico vendaval por su banda. Suyo sería el centro para el primer gol anotado por Patrick Ebert a los once minutos, aunque hasta ese momento el equipo de Sandoval ya había acumulado hasta tres claras ocasiones para haber abierto el marcador. A los veinte de juego, una contra conducida y culminada por el propio Alex Moreno supondría el 2-0, desatando la locura de una grada dominada también por la afición de Vallecas, que pidió con insistencia la salida del club del presidente Martín Presa, que acompañó al equipo en Burgos y que siguió el choque desde el palco.

El Rayo seguía jugando a lo mismo, mientras Osasuna no sabía a qué jugar. De eso se aprovecharía Adrián Embarba para, con un gran disparo ajustado al palo, situar el 3-0 a favor del equipo vallecano, que en plena borrachera de juego y goles lograría en el treinta y cuatro redondear una primera mitad de ensueño. Ebert, lanzando de manera magistral un golpe franco, lograba el 4-0 que sacaba los colores a un Osasuna desajustado y totalmente superado por un desatado Rayo. Javi Guerra buscó sumar un nuevo gol para su equipo, pero esta tarde la suerte le fue esquiva.

Manucho cerró la cuenta goleadora del Rayo tras un gran pase de Lass desde la derecha

En el segundo período, la presión vallecana cedió y Osasuna dio un paso al frente para lavar su maltrecha imagen. En los primeros minutos los rojillos tuvieron más balón, aunque sin apenas inquietar las inmediaciones de un Gazzaniga que tan solo tuvo que intervenir, y además con acierto, en un mano a mano en la primera acción ofensiva de los navarros. Entre tanto, Javi Guerra acumuló otro par de claras ocasiones (gol anulado por fuera de juego incluido) y los cambios refrescaron a un Rayo que volvió a acercarse con peligro a la portería rival. Lass mostró su velocidad por la banda derecha, Mojica hizo lo propio por la contraria en un par de ocasiones, mientras Miku intentaba mejorar el acierto que no tuvo Javi Guerra, aunque tampoco lo conseguiría. Sí lo hizo, en cambio, Nino para Osasuna al aprovechar un rechazo que sorprendió a Gazaaniga (4-1, minuto 70).

Para el último cuarto de hora, Sandoval puso en liza a Manucho, que a falta de diez minutos para el final aprovechó un buen centro de Lass desde la derecha para lograr de cabeza el definitivo 5-1. La explosividad de Lass, con varias acciones individuales, pondría punto final al acierto ofensivo de un Rayo que realizó un extraordinario trabajo defensivo, un gran despliegue en el centro del campo y una soberbia actuación en ataque para golear sin discusión a un Osasuna que fue un muñeco roto en manos de un hambriento Rayo.