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RAYO VALLECANO. Colaboración especial

El sueño de Primera toca a su fin

David Ramiro nos ofrece su visión de lo sucedido a lo largo de la presente temporada en Vallecas

Escrito por Miércoles, 18 Mayo 2016

    "La afición vallecana, viendo como despidió a jugadores y cuerpo técnico, demostró que su sitio está en lo más alto". Por David Ramiro (Periodista de la Agencia EFE).

    El sueño de Primera, ese que el Rayo seguía alimentando desde 2011, se apagó la tarde del 15 de mayo de 2016. El partido contra el Levante, pese a la victoria, puso fin a un lustro dorado del equipo en la máxima categoría que ya quedará en la historia del club. 

    38 puntos, uno menos que el Sporting, fueron insuficientes para mantenerse en Primera. Aun así, la afición vallecana, viendo como despidió a jugadores y cuerpo técnico, demostró que su sitio está en lo más alto. Pero los números dictan otra cosa, pese a que la temporada comenzó ilusionante. Jugadores de cierto nombre como Pablo Hernández, Rat, Javi Guerra, Ebert o Bebé, unidos a promesas como Diego Llorente y veteranos como Trashorras, Zé Castro, Tito o Miku, daban fiabilidad al proyecto, aunque una cosa es la teoría y otra la práctica. A nivel deportivo, una primera vuelta tan mala, con solo quince puntos sumados y cuatro victorias, complicó mucho las cosas y obligó al equipo a revertir la situación apelando en ocasiones a la épica, pero a veces, cuando se juega con fuego, uno se puede quemar. En esta ocasión los refuerzos de invierno no fueron el revulsivo esperado porque Piti, mermado por las lesiones, no tuvo protagonismo, Iturra pasó más tiempo en la grada que sobre el césped y Aras Ozbiliz, tras una falta de disciplina, obtuvo permiso del club para marcharse.

    Para salvarse las leyes del fútbol dictan que hay que ser fuertes en casa, pero también sumar puntos fuera, algo que le ha costado mucho al Rayo. Una sola victoria a domicilio en toda la temporada, en la jornada 4 en Las Palmas, y seis empates más, fueron el pobre balance como visitante del equipo. Esa fragilidad a domicilio, y en ocasiones también como local, vino precedida en muchas ocasiones por las carencias y errores en la parcela defensiva. 73 goles en contra en 38 partidos son demasiados para un equipo de Primera. Eso pensó también Paco Jémez cuando públicamente reflexionó preocupado aquello de que "parece que balón que va a portería va dentro".

    El Rayo es cierto que mejoró mucho en ese aspecto en la segunda vuelta, encadenó siete partidos sin perder, y jugadores como Jozabed o Miku impulsaron con sus goles a un equipo que acarició la salvación ganando al Villarreal en la jornada 33. Solo faltó un punto, y se pudo conseguir en Málaga, el 20 de abril en La Rosaleda, a falta de cuatro jornadas para el final. Un gol de Federico Ricca en el minuto 92 tras una falta absurda en mitad de campo de Manucho privó al Rayo de una victoria que ya se saboreaba. Esa victoria hubiera dejado al equipo en Primera y todo lo que se sucedió después seguramente no hubiera ocurrido. La derrota en el penúltimo partido en Anoeta, inesperada hasta por los rivales del descenso como Sporting y Getafe, sorprendió a todos y dio paso a una última semana que en ocasiones rozó el esperpento con los asuntos extradeportivos.

    Llegar sin depender de ti mismo a la última jornada tiene sus riesgos y esta vez no hubo milagro ni 'Tamudazo' de última hora que secara las lágrimas que corrieron por Vallecas. Lo que sí hubo esta temporada, y en gran cantidad, fueron lesiones. Quizá la más sentida fue la de Toño, un portero que gana puntos y cuyo hueco fue imposible de llenar durante todo la campaña. También cayeron por largo tiempo Razvan Rat, Zé Castro, Patrick Ebert, Jozabed y Raúl Baena, a los que el equipo echó en falta. Al que no se echó de menos por su marcha fue al mediapunta argentino Luis Fariña, que nunca se terminó de adaptar al estilo de juego del Rayo y acabó resignado en Chile en busca de minutos. Algo parecido le pasó al maliense Cissé y al defensa chino Zhang Chengdong, que expandió la marca 'Rayo' al mercado asiático y las pocas veces que jugó cumplió. 

    Consumado el descenso, y aceptando que la temporada que viene no pasarán por Vallecas Real Madrid o Barcelona, ahora lo primordial es confeccionar un bloque que dé garantías de éxito para retornar al equipo a Primera. El capitán de la nave, sea Paco Jémez u otro entrenador que decida la dirección deportiva, tiene que tener claro que Segunda es otro mundo. Son 42 partidos, un fútbol más físico, una categoría más igualada y en la que los detalles cuentan y mucho.

    El punto a favor del Rayo es su afición. Y eso es algo a valorar y que debe jugar a su favor. No todos los clubes de Segunda pueden presumir de tener una masa social tan grande detrás. La franja es un sentimiento y ahora el sueño es el mismo de todos: volver a Primera.

    Escrito por David Ramiro, periodista de la Agencia EFE -cubriendo la actualidad diaria del Rayo Vallecano desde 2011-.

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