Opinión. Tengo que reconocer que partidos como el del sábado consiguen su propósito, me enganchan, me seducen, en pocas palabras, me apetecen. No quiero ver a Cristiano Ronaldo, ni a Messi, ni a Diego Costa, quiero ver a mi Rayo, quiero ver disfrutar a mi gente y quiero olvidar los malos ratos vividos en las últimas jornadas. Ha llegado el momento de estar unidos, ya habrá tiempo para otras guerras si debe haberlas, es el momento de sacar la cara por nuestro equipo, de sentir el orgullo de ser del Rayo, de apoyar, aplaudir, de seguir apoyando... de, cuando las cosas se ponen feas, aplaudir y animar más todavía. Como quizá hubiera dicho el mismísimo Luis Aragonés: "Animar, animar, animar, animar, animar. Y después, animar, animar y seguir animando y después de todo, animar y animar y animar". Las nuevas generaciones quizá no saben que esto es el Rayo, que esto es lo que significa el Rayo. Y cuando hablo de nuevas generaciones no me refiero únicamente a los chavales más jóvenes, que curiosamente ellos sienten el Rayo desde la cuna, sino todos aquellos que se han dejado caer por el Estadio en las buenas, y que ni estuvieron ni se les esperaba en los regulares y, mucho menos, en los malos momentos. Ahora, ahora es el momento de demostrar, tanto unos como otros, lo que significa el Rayo y lo que significa ser del Rayo.

No me he sentido cómodo, ya lo expresé en su momento, con los abucheos y la burla a gente como Cobeño (¿alguien duda de su sentimiento por este equipo?, quien lo dude no conoce a un hombre que ya no tiene nada que demostrar). No me gustó que gente que dice ser del Rayo increpara a Mojica, por no encontrar la mejor opción, o a Lass, por ser incapaz de dar un pase a derechas. No me gustó, lo siento. Y no soy muy sospechoso en cuanto al sentimiento que me produce esta afición. En pocos sitios como aquí se ha alabado tanto a la afición del Rayo, la mejor afición cuando se dedica a animar, cuando se necesita de su empuje. Seguramente no hay ni habrá un grupo como Bukaneros, capaz de llevar la voz cantante de una grada como la de Vallecas, cuando se dedica a animar y a hacer lo que mejor sabe. Y seguramente no hay ni habrá un estadio como el de Vallecas cuando todo el público anima desde el minuto uno hasta el noventa. Ahora recuerdo aquellos momentos no tan lejanos en los que afirmábamos que, a quien le guste el fútbol, no debería perderse un partido del Rayo en casa. No hace tanto tiempo que decíamos que cuando el ambiente se cerraba en Vallecas, era imposible irse de rositas. No hace tanto tiempo, pero parece una eternidad.

Quizá el sábado haya llegado el momento de demostrar a toda España, una vez más, que la mejor afición está en Vallecas. Creo que es justo reconocer que en esta ocasión la iniciativa de la directiva ha sido acertada y que ofrecer oportunidades a sus abonados es un acto de responsabilidad, aunque también de necesidad, ya saben aquello de acordarse de Santa Bárbara cuando truena. En cualquier caso, por responsabilidad o por necesidad, ha llegado el momento de volver a convertir este Estadio nuestro en el infierno que ya ha demostrado ser en otras ocasiones.

Y seré feliz si durante noventa minutos no escucho un lamento, un silbido, un abucheo, un murmullo... solo aplausos y ánimos para un equipo que tendrá sus limitaciones, pero al que no se puede pedir más compromiso. Después, cuando acabe el partido contra el Málaga, será momento de hacer balance y demostrar si lo vivido ha sido o no de nuestro agrado, si se merecen seguir recibiendo nuestro apoyo y nuestro cariño, o no... Me encantaría volver a ser feliz con mi Rayo, en mi estadio y con mi afición durante noventa minutos... Prometo volver a cerrar los ojos, como tantas y tantas veces, acordarme de todos los que han pasado alguna vez por allí y disfrutar, como no hace tanto tiempo...